Tom se despertó en el mismo sitio, al lado del pozo de piedra seco, sin vida, muerto. Despertó solo, un poco de luz le entraba por la retina de su ojo el cuál se despertó.
-¡Marie!,- gritó Tom intentando buscar a su amiga.
Salió de aquel bosque, sin mirar atrás como si de una carrera contrareloj se tratase. Tom entró en el bar de Huston weets, cansado, con el rostro sucio. Rene, la camarera lo vió:-¡Hola!, bienvenido a Huston weets, ¿en qué puedo ayudarle?.,- le dijo la camarera.
Tom no le respondió pero se pudo fijar en que la mirada de Rene, según la placa que tenía en la camiseta, no entrelazaba con la mirada de Tom. Salió del bar enseguida dirijiéndose a su casa. -¡Mamá,papá, he llegado.- dijo este con voz cansina, preocupante.
Nadie le respondió, se dirigió a la cocina y vió una nota:
"Tom, hemos salido a comprar unas cosas, volvemos en 10 minutos"
-¡Genial!.- dijo Tom. -¿Qué hago ahora?.
Salió a la calle, Tom miró su reloj que le había dado su abuela de niño y recordó sus palabras qué nunca las había entendido:
"Cuándo estés en peligro este reloj no marcará tu hora"
Tom fué a casa de Marie, entró como si nada y gritó su nombre:
¡Marie!,¡Marie!.- dijo este.
Oía pasos por la escalera de madera, pasos lentos y fuertes.
-¡Hola Tom!, dijo la abuela de Marie.- Ella no está ahora mismo, fue a hacer... unos recados.
-¿Y su marido?....- dijo el asustado Tom.
-¡Aquí mismo!.- le pusó Watson la mano en el hombro a Tom.
-Bien, pues me voy....- dijo Tom muy asustado.
-¡jajaja!.- La risa de Anna era maléfica, como si algo ocultara.
Tom salió de esa casa corriendo miró su reloj y habían pasado 3 días, su reloj brillaba y en él estaba el rostro de Marie, pidiendo ayuda desde la biblioteca del pueblo de Huston Fried. Tom salió en su ayuda sin mirar atrás, hasta que la noche lo atrapó de nuevo, a él y a su reloj, el único arma que tenía para que luchara con lo que le estaba torturando desde que llegó aquel pueblo, un pueblo de niebla, un pueblo de...
Tom recordó esta historia a un poema que sus abuelos solían leerse: "el Poeta y la Musa", recordó cómo la Musa moría en manos de una oscuridad infinita, Tom llegó a la biblioteca, entró y de repente estaba el pozo en medio de la biblioteca como si del bosque se tratara. El dolor de cabeza era más insportable, Tom sintió una mano en su hombro, se giró.
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